El Primer Ministro británico Johnson enfrenta votación de no confianza

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, enfrentará en las próximas horas dentro de su partido una votación de no confianza que podría derrocarlo, tras meses de creciente descontento en torno a un divisivo político, que desde 2019 -año en el que asumió el cargo-, sobrevivió a numerosos altibajos en su carrera, como por ejemplo las fiestas ilegales en edificios del gobierno durante las cuarentenas contra el covid-19.

Si Johnson pierde la votación entre los 359 legisladores conservadores, el partido elegirá un nuevo líder que se convertirá también en Primer Ministro.

En cambio si gana, las normas del partido impiden que se le plantee otra impugnación durante un año.

Aunque Johnson capeó muchas tormentas políticas, últimamente tuvo problemas para dejar atrás los escándalos éticos registrados durante meses, en especial por las fiestas ilegales en edificios del gobierno durante las cuarentenas contra el covid-19.

Las revelaciones sobre que el Premier y su equipo ignoraron de forma reiterada las restricciones que ellos mismos impusieron a los británicos en 2020 y 2021, avivaron la indignación en el país, en un escándalo conocido como «partygate».

Hay quorum para votar contra Johnson

Graham Brady, quien ocupa un cargo en el partido, sostuvo que recibió «suficientes cargas» de legisladores pidiendo la votación sobre el liderazgo de Johnson para celebrarla.

Eso ocurre si 54 legisladores conservadores -el 15% en la Cámara de los Comunes- le escriben a Brady. «Se ha cruzado ese umbral del 15%», confirmó.

La votación se realizará en las próximas horas de forma presencial en la Cámara de los Comunes y el resultado se anunciaría poco después.

La oficina del mandatario en Downing Street aseguró que el primer ministro «·se alegraba de que llegara la votación».

«Esta noche es una oportunidad de poner fin a meses de especulación y permitir que el gobierno trace una línea y siga adelante, para cumplir con las prioridades de la gente», destacó.

El «partygate», la gota que colmó el vaso

El reporte de una investigadora sobre el «partygate» publicado el mes pasado, condenó una cultura de incumplimiento de las normas en la oficina del primer ministro.

La funcionaria Sue Gray describió eventos con alcohol celebrados por empleados de Downing Street en una época en la que las restricciones por la pandemia impedían a la población británica socializar o incluso visitar a parientes moribundos.

El «equipo de alta dirección» debería asumir la responsabilidad por sus «fallos de juicio y liderazgo», escribió Gray.

Johnson asumió «plena responsabilidad», pero insistió en que era momento de «pasar página», y centrarse «en la maltrecha economía británica y la guerra en Ucrania».

Pero cada vez son más los conservadores que consideran que Johnson, un líder carismático que les consiguió una enorme mayoría parlamentaria en 2019, se convirtió en un lastre.

El parlamentario conservador Roger Gale, crítico del primer ministro, señaló: «Tenemos varias alternativas muy buenas para reemplazarlo, de modo que no nos faltan opciones».

«Cualquiera de esas personas, en mi opinión, sería mejor que el que tenemos en este momento», añadió, según consignó la BBC.

El malestar parece haber repuntado en el receso parlamentario que coincidió con las celebraciones por el Jubileo de Platino de la reina Isabel II.

Para muchos, el fin de semana de cuatro días era una oportunidad de relajarse, aunque no hubo descanso para Johnson, quien el viernes fue abucheado por algunas personas a su llegada a una misa en honor de la reina en la Catedral de San Pablo.

Una voz de apoyo

El ministro del gobierno Steve Barclay, aliado de Johnson, manifestó: «Destituir ahora al mandatario sería indefendible».

«Los problemas que enfrentamos no son fáciles de resolver», escribió en el sitio web Conservative Home.

«Todas las democracias de todo el mundo tienen desafíos similares en este momento. Pero bajo el liderazgo de Boris Johnson, nuestro plan de empleo muestra cómo estamos atravesando estos desafíos globales», agregó.

Por último, Barclay aseveró: «Interrumpir este progreso ahora sería imperdonable para muchos que nos dieron su voto por primera vez en las últimas elecciones generales, y que quieren que nuestro Primer Ministro haga los cambios prometidos en sus comunidades», finalizó.